La ciudad de Chicago ya tiene feeling. El responsable es Manny Ramírez. La reciente llegada desde Los Angeles del pintoresco toletero, supone una transformación en el clima beisbolero de la ciudad de los vientos.
Jugadores de personalidad y características tan especiales como Manny, nunca pasan inadvertidos, sino que inevitablemente crean un impacto, negativo o positivo, doquiera que van.
Los Medias Blancas apostaron 3.8 millones de dólares (122,500 por juego) a que ellos podrán tener la mejor versión del dominicano para darle caza a los Mellizos de Minnesota en la batalla por un lugar en la postemporada.
Pero antes de llegar a esa definición, habrá que rogar para que Manny no vaya a tener complejo de Sansón.
Parece que el jardinero (outfielder) tendrá primero que ver las tijeras en manos extrañas. Su nuevo equipo ha dispuesto un peluquero para que le corte su mercadeable melena a riesgo de algún disgusto.
Si Chicago tiene éxito sobrellevando el irremediable temperamento del criollo y logran mantenerlo motivado, no se equivoquen, ustedes también apuesten a él.
