En estos días hemos estado discutiendo en el espacio radial “Súper Show de la Pelota”, sobre el futuro de Pedro Martínez y cuál entendemos que es el paso lógico y conveniente que debería dar el “Astro de Manoguayabo”.
Tanto yo como mis compañeros en el programa, Hansel Matthews y Alfredo Espinoza, coincidimos en que llegó la hora de que el lanzador dominicano diga adiós a los escenarios de las Grandes Ligas.
Esta posición ha provocado el desacuerdo de varios de los oyentes que nos llaman a diario, quienes hasta han tildado de injustos y destructivos a todos los cronistas deportivos que piensan como nosotros.
El argumento que ellos utilizan es que Pedro ha sido muy grande, una gloria para el país, y que él puede hacer un mejor trabajo que mucho de los pitchers que andan cogiendo palos por ahí.
Eso es cierto, pero justamente por lo extraordinario que ha sido el tres veces ganador del Cy Young es que creo innecesario que después de haber tocado el cielo del béisbol, sea él mismo quien se ponga en una situación tan incomoda.
Martínez ya logró todo en un terreno de juego: premios, fama, respeto, un anillo de campeón, jugó en una selección de su país y definitivamente sus números lo convierten en un futuro miembro del Salón de la Fama, además de que tiene dinero, mucho dinero que no gastaría en tres vidas más.
Agreguémosle a todo eso que el hombre tiene casi 38 años, que en los pasadas 3 temporadas sus estadísticas han caído estrepitosamente (sólo 17 triunfos y efectividad de 4.22), que no sale de una lesión y que a esta altura de juego todavía no tiene ningún contrato.
En mi opinión, el ex ídolo de Boston puede perder más de lo que puede ganar, porque por sólo poner un caso, el serpentinero ha visto como su efectividad de por vida se acerca paulatinamente a 3.00 y su porcentaje de ganados y perdidos desmejora notablemente.
Tomando todo eso en cuenta surge una pregunta obligada: ¿Qué busca Pedro Martínez en las Grandes Ligas? La respuesta habría que buscarla en boca del mismo jugador, porque la verdad es que por más vueltas que le doy al asunto, yo no la encuentro.
Tanto yo como mis compañeros en el programa, Hansel Matthews y Alfredo Espinoza, coincidimos en que llegó la hora de que el lanzador dominicano diga adiós a los escenarios de las Grandes Ligas.
Esta posición ha provocado el desacuerdo de varios de los oyentes que nos llaman a diario, quienes hasta han tildado de injustos y destructivos a todos los cronistas deportivos que piensan como nosotros.
El argumento que ellos utilizan es que Pedro ha sido muy grande, una gloria para el país, y que él puede hacer un mejor trabajo que mucho de los pitchers que andan cogiendo palos por ahí.
Eso es cierto, pero justamente por lo extraordinario que ha sido el tres veces ganador del Cy Young es que creo innecesario que después de haber tocado el cielo del béisbol, sea él mismo quien se ponga en una situación tan incomoda.
Martínez ya logró todo en un terreno de juego: premios, fama, respeto, un anillo de campeón, jugó en una selección de su país y definitivamente sus números lo convierten en un futuro miembro del Salón de la Fama, además de que tiene dinero, mucho dinero que no gastaría en tres vidas más.
Agreguémosle a todo eso que el hombre tiene casi 38 años, que en los pasadas 3 temporadas sus estadísticas han caído estrepitosamente (sólo 17 triunfos y efectividad de 4.22), que no sale de una lesión y que a esta altura de juego todavía no tiene ningún contrato.
En mi opinión, el ex ídolo de Boston puede perder más de lo que puede ganar, porque por sólo poner un caso, el serpentinero ha visto como su efectividad de por vida se acerca paulatinamente a 3.00 y su porcentaje de ganados y perdidos desmejora notablemente.
Tomando todo eso en cuenta surge una pregunta obligada: ¿Qué busca Pedro Martínez en las Grandes Ligas? La respuesta habría que buscarla en boca del mismo jugador, porque la verdad es que por más vueltas que le doy al asunto, yo no la encuentro.