Una de las campañas publicitarias más exitosas de los últimos tiempos reza sabiamente que "hay cosas que el dinero no puede comprar...", pero si usted es de los que todavía tiene dudas y para convencerse necesita agregar un ejemplo más a los tantos mostrados en los comerciales de televisión hechos para respaldar esa afirmación, sólo tiene que fijar su mirada en los Yankees de Nueva York.
El equipo de los Steinbrenner es una de las organizaciones deportivas más poderosas de todo el planeta. Nunca escatima esfuerzos para forrar de dólares a cualquier súper estrella rutilante que esté en el mercado y por eso su nómina de casi US$ 207 millones es por mucho la más grande de todo el beisbol (Boston está segundo con US$ 161 millones).
Sin embargo, y aquí viene el pero, en los últimos diez años de poco le ha servido todo ese despliegue de recursos en su evidente afán de aplastar a sus oponentes. En ese lapso de tiempo sólo en el 2009 alcanzaron su objetivo final: El título de campeón de la Serie Mundial.
El hecho de que un conjunto peso ligero como Texas haya dejado fuera de combate a un mastodonte que tiene 4 veces su nómina, vuelve a demostrar porqué la pelota es tan impredecible. Porque es un asunto de coraje, de disciplina, de irreverencia, de compañerismo, de honor, y nada de eso lo venden en ninguna tienda del universo, por más alto que sea el límite de una tarjeta de crédito.
