miércoles, 10 de febrero de 2010

Resurgiendo de las cenizas


Justamente eso es lo que han hecho los Leones del Escogido. Tras 17 años sin probar el sabor de la victoria, finalmente pudieron sacudirse y arreglárselas para poner fin a un periodo negro (y no rojo) caracterizado por frustraciones, polémicas y fracasos.

Todo mi reconocimiento a la familia Bonetti, quienes tomaron las riendas del equipo a menos de 2 meses de iniciar el torneo. Actuaron raudos y veloces, poniendo de inmediato orden en la casa.
Los nuevos dueños hicieron movimientos claves, como la designación en la gerencia de hombres de béisbol tan capaces como Moisés Alou y Junior Noboa.
No escatimaron esfuerzos en la contratación de refuerzos de calidad, además de que diseñaron y aplicaron una serie de estrategias para desarrollar una actitud positiva y ganadora en la organización y devolver el entusiasmo a los fanáticos, que hacía rato tenían la moral en el suelo.
Resultado: Los melenudos vencieron a los Gigantes del Cibao en una reñidísima serie final que se fue al máximo de partidos, logrando así su título 18, y como para no dejar dudas, ganaron de manera convincente la tercera Serie del Caribe de su historia.
No sé por cuánto tiempo será, pero al menos este año, el León hizo sentir su rugir, haciendo valer nueva vez su condición del rey de la selva.

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