martes, 21 de diciembre de 2010

Yo odio a Luís Polonia



Luís Polonia siempre fue esa clase de bateadores que nunca quería ver enfrentar a los lanzadores del equipo al que sigo.

Reunía todo lo que un pelotero podía tener para ganarse esa especie de “odio” beisbolero de aquellos que jugaron o simpatizaron con cualquier equipo que no se llamara Águilas Cibaeñas.

Siempre le sobró talento para aniquilar a sus oponentes, y su truculenta capacidad para conectar el hit en el instante que más se necesitaba, en esos momentos que la historia se encapricha en reservar sólo para los grandes, lo convirtieron en un ente de terror para los que fueron víctimas de sus habilidades.

Yo detestaba a Luis Polonia porque siempre exhibía una excesiva confianza en sí mismo. Nunca lo vi con miedo, ni vacilante, ni presionado, ni nervioso, ni desganado.

Yo no soportaba a Luis Polonia porque nunca acepté que aquel “hombrecito” guapeara tanto, y porque jamás supe que lo hacía tan aguerrido, con tanto corazón y tantos g…testículos.

Pero sin dudas, lo que más aborrecía de Luís Polonia, es que no pertenecía a mi equipo predilecto y que siempre me hiciera desear tener a 9 como él de mi lado.

Ahora que dice adiós y sé que no me dará más tormentos, debo dejar de engañarme y admitir que yo nunca odié a Luís Polonia, que la animadversión que sentía hacia él no era más que el respeto y la admiración que se ganó por ser el ejemplo perfecto de lo que significa jugar con orgullo, con entrega y con pasión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario