miércoles, 25 de noviembre de 2009

Bailando pegaditos, sin ser bolero


Hace tiempo que vengo diciendo que al torneo de béisbol otoño invernal le hace falta una desmonopolización del éxito, pues de unos años para acá el escenario ha sido claramente dominado por los Tigres del Licey y las Águilas Cibaeñas.

Desde el 1995 ningún conjunto que no sean los azules y las cuyayas han podido ceñirse la corona de campeón.

Esa rivalidad concitó la atención de todos los fanáticos sin importar su preferencia y garantizaba un estadio repleto de gente cada vez que jugaban uno contra el otro.

Pero últimamente he observado que esa fiebre ha ido bajando paulatinamente.

Y es que no es factible que un evento deportivo en donde accionan 6 equipos se sustente sólo en los enfrentamientos entre 2 de ellos.

Por eso me satisface que esta temporada la competición se ha tornado más reñida, algo que se evidencia en lo cerrada que está la tabla de posiciones y que a la vez, trae como consecuencia que veamos mucha más personas siguiendo las actuaciones de los Toros, los Leones, las Estrellas y los Gigantes.

Aunque el Escogido está en primer lugar, las demás escuadras están bien cerca. Nada más hay que ver que los Gigantes se encuentran en la cuarta posición a tan solo cuatro juegos y medio de la cúspide, pero solo un partido por encima de las Águilas.

Así que ningún equipo puede descuidarse ni un ápice, pues todos tienen un contrincante pisándoles los talones, lo que, de continuar las cosas de esa manera, promete ser un certamen lleno de emociones y alternativas de principio a fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario